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Instalan una figura de Milei como perro de Trump y Netanyahu como Chucky en el Museo de Cera de Madrid
La intervención artística fue realizada por el chileno Nicolás Miranda, quien colocó las figuras sin autorización en la sala del Despacho Oval.
Editorial | 9/10/2025
El Museo de Cera de Madrid fue escenario de una intervención artística tan breve como provocadora. El artista chileno Nicolás Miranda instaló sin permiso una serie de figuras en la sala del Despacho Oval, junto a las estatuas del expresidente estadounidense Donald Trump y su esposa Melania.
La obra incluía una figura del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, caracterizado como el muñeco diabólico Chucky, y un perro faldero con el rostro del presidente argentino Javier Milei. El montaje, titulado Child’s Play (Juego de niños), permaneció apenas media hora antes de ser retirado por el propio autor.
“Trabajo el arte de acción y contextual, que tiene que ver con leer situaciones ya dadas y mezclarlas con hechos a nivel global, como el genocidio en Gaza”, explicó Miranda en diálogo con la agencia EFE. El artista sostuvo que su intención era “evitar el panfleto” y construir un “retablo de ultraderecha” que expusiera las paradojas del sistema político actual.
El cuadro escénico no pasó desapercibido: Netanyahu, disfrazado de Chucky y sentado en la silla presidencial; y Milei, representado como un perro que ladraba a los pies del expresidente republicano. A su alrededor, tres ratas simbolizaban a dirigentes españoles como Isabel Díaz Ayuso, José Luis Martínez-Almeida y Santiago Abascal.
El artista chileno Nicolás Miranda intervino de forma efímera el Museo de Cera de Madrid. (EFE)
Miranda aseguró que su propuesta apunta a “tocar las contradicciones del lenguaje político y del espectáculo”. En intervenciones anteriores, el artista ya había generado polémica al representar al rey emérito Juan Carlos disparando un rifle hacia la escultura del Oso y el Madroño en la Puerta del Sol.
La instalación fue desmontada poco después de ser fotografiada, sin intervención directa del museo. Según el propio autor, la acción fue planificada durante varios meses y ejecutada con rapidez para no ser detectada por el personal de seguridad.