Desde hace un tiempo, la política y ahora también la justicia encontró un nuevo blanco: Atacar al sector evangélico y especialmente al que se quiere involucrar en la vida política de la sociedad, cómo cualquier ciudadano argentino.

Pareciese que para la élite "letrada" de los políticos, la persona que profesa la religión cristiana no puede inmiscuirse en dicho tema cómo puede hacer todo individuo que vive en una sociedad.

El último ejemplo fue lo que pasó en Chaco con la visita del presidente Javier Milei a la nueva iglesia del pastor Ledesma. Todos ya sabemos lo que pasó después, que generó un ataque sistemático desde lo mediático.

Lo llamativo ahora es que la justicia de Chaco, quiera investigar a la iglesia por "supuesto lavado de dinero". Si, la misma justicia que no investigó el clan de los Sena a fondo y que gracias a la presión social terminaron todos detenidos por el crimen de Cecilia Strzyzowski. Ni hablar de los políticos que se manejaron (y algunos se si siguen manejando) cómo señores feudales y que jamás fueron investigados en dicha provincia que sigue hundida en la miseria por las decisiones que tomaron los mandatarios de turno.

Evidentemente hay una parte que no desea e incluso le preocupa, el levantamiento de sectores religiosos que quieren llevar sus principios y valores al ámbito de lo social y político.